Sabiendo que perdería, disfrutaba del esquema de las retiradas que trazaba sobre el papel*. Quedan las huellas de su oscilar entre lo epicúreo y lo estoico. Quedan sus traducciones (obra incompleta) de lo próximo por lejano y de lo lejano por próximo. Queda sobretodo lo que ya no queda. Y lo que ya no queda les unirá para siempre.