viernes, 28 de marzo de 2014

!.../*


El caso del hombre que viajaba hoy en metro. Mi mirada se detuvo en sus calcetines estampados que seguían un ritmo morse de bicicleta, línea del horizonte (o guión), bicicleta, línea del horizonte (o guión)...y así hasta rodear completamente el pie, el tobillo y una pequeña parte de la pierna. 
Miro sus calcetines, me gustan mucho, transforman el vagón, transforman mi mañana, sonrío, le miro. Me mira a su vez, dándome a entender que me estaba él mirando mirar sus calcetines. Le digo con la mirada algo parecido a: preciosos, muchas gracias por darle este contrapunto al día. Él no me dice nada con la mirada, él, con su mirada, se inclina, sin moverse, en agradecimiento a mi agradecimiento. 
Pienso; qué suerte de encuentro. Con esto sobrevivo ya varios meses.
Y por si fuera poco, estos azules sublimes al atardecer, nubes de un gris todavía sin nombre. Y al ir a por unas copias, un viento enorme, sorteando las cornisas que caían, una mesa con mantel y una silla con funda, con sus texturas gastadas, algo brillantes, de un gris todavía sin nombre, tocaron algo en mi interior, que a su vez hizo glup o tal vez crash.

(variaciones sobre fotografía de Filipe Branquinho fILIPE_bRANQUINHO_tumblr_n31rfbyae21qe0lqqo1_400.png)