Propuse mi cabeza por si hubiera necesidad de soportar un rayo, amé las desapariciones, contemplando los bellísimos documentos representativos de la tristeza. Vi sombras azules distribuidas en párpados, sólo advertidas por animales tan antiguos como tu corazón, por emisarios muy cansados, pero dichosos, deslizados en la espesura de. De otra manera, en otra lengua, yo te respiraba sin conocerte. Estabas en el interior de los días, urdido. Metía en nosotros, sus manos, el silencio del mundo, dándonos a entender, por algunos signos, que vivíamos al borde de una sima cuya profundidad era igual a la infinita indecisión de algunos límites. Decía: dame la mano para entrar en la nieve.*
(20190414_141303_tren + 20190414_163510_dibujo a s y c + 20190412_193933_descampado_casa + el arte de perder_elizabeth bishop +tumblr_ppplyve4ON1sizr65o1_1280_guida breve +*hecho con variaciones y fragmentos de la antología de poemas de A. Gamoneda )
