domingo, 14 de noviembre de 2010



esperaquemequitelabrigoquetomeligereza















llovía y paseando con la abuela enhebrada llevaba el paraguas torcido tratando de resguardarla entera e iba empapándose por un lado. pensó en cómo se vería la escena desde lejos y en que si lloviera durante una buena temporada, acabaría sosteniendo siempre el paraguas así, con y sin abuela. igual que el árbol que había en la cuesta creciendo hacia una farola que luego trasladaron, quedando el árbol inclinado hacia una nada, aparentemente solo. aparentemente porque la ausencia es una forma de presencia y en esa inclinación están, aunque no estén, porque algún día estuvieron, la farola y en otro caso, una abuela. acaso seamos más lo que somos no sólo por lo que nos acompaña, que también, sino por lo que nos acompañó, por su no estar ya y el lugar que deja

o somos ese otro lugar entre

(escaneado de dos fragmentos azules y una hoja recogidos esta mañana del suelo sobre contraportada de un ejemplar del número 23 de la revista Caracola de Septiembre de 1954)