lunes, 25 de abril de 2011

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 ville age onde 
a menudo pienso cuánto de nosotros se lee distinto por las circunstancias circundantes. y también pienso que no por ser distinto o equívoco, deja de ser, eso mismo, más que nunca, nosotros. camino a tu lado y observo cómo tus palabras se quedan enredadas en el arco del paisaje violonchelo  sobre el que tantas veces descansé. por qué ahora, por qué no otros días  por qué veo reflejos en el suelo cuando no ha llovido pero sí aquella noche cuyo recuerdo desencadena el vuelo de un pequeño ovni azulado y una ráfaga de toldo naranja al fondo y por  qué en el lomo del primer libro sobre el que me detengo antes de irnos leo; tiempos que no volverán, porque nunca se han ido. invoco en tus pasos la capacidad para quedarse de alguna manera conmigo como una gominola mordida adherida inesperadamente en uno con ese pequeño peso leve húmedo de colores que se mueve contiguo a ti en ti haciéndome reír como el despertar asombroso de karenín y las grabaciones de garabatos de voz y violín 


(fotogramas de L'amour l'apres midi de Eric Rohmer)