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Instalado en el retraimiento, rodeado de una difusa constelación afectiva
(A pesar de que ella alborotaba sus planes con ímpetu, introduciendo otro tiempo en su tiempo)
Le parece que podría pasarse la vida delante de este lugar, sin agotarlo, sin comprenderlo
Y dibujando minuciosamente las cosas que desaparecen
A medida que su percepción se va afinando y se hace más paciente y ligera
Inventariando gestos indiferentes que le salvan
Evidencias insospechadas
Se le ocurre empezar la casa por el tejado
Amarla sin remedio
Como si ella fuera, no la pieza que falta en un puzzle, sino el hueco que deja
Como si ella fuera el tiempo preciso y variable que queda desde que vierte el café en la taza hasta que empieza a trazar paisajes en sus paredes
pero Ella entre
Ha decidido tirar la casa por la ventana
Fugarse,  dejar de ser el punto que designa un pueblo en un mapa minúsculo
Único vínculo con el mundo en el que el tiempo se confunde con los latidos de su corazón
Como si de ellos dependiese la revelación de una verdad esencial

Agosto y nevaba
Pensó en  extravagancias que eran señales para ella, perturbadora de su vida.
Los copos se deshacían casi antes de llegar al suelo. Derretidos por el calor del mediodía. Algunos quedaron  ( instantes)  sobre el agua y su reflejo.
Asombrosamente, nadie se percató, ni siquiera él
No quedó registrado, excepto en él
Y así quedaba él desconcertado
Lo único que ella podría querer es ser ella misma
agua

(variaciones de fragmentos de la escala de los mapas + un hombre que duerme + memorias de un socorrista (de Elliot Teodor))