viernes, 17 de octubre de 2014

^`(


Su primer recuerdo nítido se remontaba al descubrimiento (de puntillas sobre el mostrador de la cocina, los ojos a nivel) del glaseado de una palmera. Desde entonces, le obsesionó esta circunstancia y el efecto de familiaridad y extrañeza (conversando) que su reconocimiento provocaba en él. Se dedicó a retratar esta técnica culinaria de por vida. Fue el primer humano conocido en glasear una cabina de teléfonos. Su obra final y más ambiciosa quedó inacabada y hay quienes consideran que hasta inempezada, pero su esbozo en forma de deseo figura en numerosas cartas a amigos y en sus crónicas de viajes. Anhelaba, más que  nada en el mundo, un glaseado territorial.

(NH279_G.jpg + Akane_Moriyama215.jpg + buenos-dias-tristeza-francoise-sagan-13320-MLC3126279649_092012-F.jpg)