jueves, 15 de octubre de 2015

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Me gustaba la tristeza impasible que desprendía aquel ficus, su carácter de esfinge, su sosiego, su independencia, así como su indiferencia fundamental del mundo. De haber hablado habría bostezado, tal habría sido el oráculo, su simple comentario acerca del mundo. Ni tan solo un reproche.

...debía de desprender la misma impresión de calma e inquieta serenidad que la que mostraba el emperador tal como lo había representado Tiziano en Augsburgo delante de un rico fondo de tafilete dorado, digno y cansado el cuerpo, y la misma palidez que yo en el rostro, la misma inquietud en la mirada. ¿En qué pensábamos? ¿De qué teníamos miedo tan serenamente?*

Aunque alejándote desaparezcas en un punto. ¿Cómo olvidarte? Encontraré una solución indagando en esta tristeza.
*fragmentos de La televisión de Jean-Philippe Toussaint
(fotografía de hombre pasando  por delante de cinco hombres de espaldas que miran hacia el palacio real, muy real + fotografía de carteles de la exposición de ¿Olvidar a Rodin? en La Central de Recoletos Mapfre+ cartel de Cy Twombly + árboles viaje + fragmento de mujer buscando en fragmento de archivos)